Várices en las piernas: Alivia el dolor y la inflamación de forma natural

Várices en las piernas: Alivia el dolor y la inflamación de forma natural

Las várices, especialmente aquellas localizadas en las piernas, los pies y las pantorrillas, no constituyen sólo un problema estético, sino que también repercuten en la salud. Además de ser molestas, antiestéticas y en muchos casos, dolorosas, las várices indican la presencia de una lesión vascular que puede evolucionar hacia una patología vascular leve o grave.

Estructuralmente expresan una dilación patológica del sistema venoso superficial que indica problemas en el sistema circulatorio. En otras palabras, las venas poseen unas válvulas que facilitan el flujo de la sangre hacia el corazón. Cuando estas válvulas no  funcionan correctamente, lo cual provoca que las venas se dilaten y alarguen convirtiéndose en várices o venas varicosas.

A diferencia de las venas sanas, las várices adoptan un color que varía entre el azul y el violeta oscuro, y dan la sensación de estar hinchadas y torcidas.

Origen y tipos de várices

La presencia de várices en las piernas se debe a factores que favorecen su desarrollo, como la obesidad, es sedentarismo y permanecer de pie durante períodos prolongados. Es sabido que se presentan mayormente en las mujeres, y esto se debe a un factor hormonal que se produce durante la pubertad, el embarazo o la menopausia, incluso al tomar pastillas anticonceptivas.

Asimismo existe cierta predisposición genética a padecerlas. Por otra parte, según la teoría de la evolución de las especies, el hombre primitivamente animal cuadrúpedo en el curso de la evolución antropológica, fue irguiéndose hasta tomar definitivamente la posición de pie. De esta manera aumentó sustancialmente la presión hidrostática contra la que tenía que luchar el sistema venoso para cumplir esa función de retornar la columna sanguínea al corazón, y esto habría originado la aparición de las primeras várices en el ser humano.

Existen cuatro tipos de várices que se clasifican en diferentes grados:

  • Grado 1: generalmente son un problema de tipo estético, aunque en determinadas ocasiones pueden producir sensación de pesadez y cansancio en las piernas.
  • Grado 2: son várices más visibles, dilatadas y tortuosas, que en la mayoría de los casos, presentan sintomatología, y constituyen un problema para la salud. Con la edad, suelen producir flebitis superficiales, dolorosas, o pequeñas varicorragias (sangrado de venas).
  • Grado 3: presentan mayor dilatación y tortuosidad. En algunos casos, sus síntomas suelen ser incapacitantes. Requieren tratamiento quirúrgico.
  • Grado 4: estas várices son las de grado 3, que se acompañan de complicaciones como cambios tróficos en la piel. Estos cambios producen picazón, y cuando el paciente se rasca se produce la segunda complicación llamada úlcera varicosa, que consiste en una ruptura de las capas de la piel. En casos graves, se producen sangrados y llagas que no sanan bien y pueden infectarse.

Algunas de las molestias que originan las várices inflamadas son: sensación habitual de pesadez de piernas, hormigueos, principalmente en los extremos de las piernas, cuando se ha estado demasiado tiempo en la misma postura, sensación de calor, quemazón, escozor o picazón, que en ocasiones puede combinarse e imposibilitar calzarse zapatos muy cerrados. También causan hinchazón o edema de piernas, incluso dolor y calambres.

¿Cómo puedes tratar las várices en las piernas de forma natural?

Existen plantas y frutos que, gracias a sus propiedades, tonifican la pared venosa y evitan su dilatación excesiva y, como resultado, favorecen la circulación de retorno de la sangre en las venas. Algunas de ellas también poseen una acción capilar protectora, por lo cual fortalecen y regeneran las células endoteliales que forman los vasos capilares por donde circula la sangre. De este modo disminuyen el edema e hinchazón de los tejidos y activan la circulación venosa.

¿Qué plantas medicinales son recomendadas para aliviar las várices en las piernas?

Achicoria

Preparar una cataplasma con la maceración de 100 grs. de raíz de la planta en agua hirviendo. Colocar durante unos minutos sobre la zona afectada.

Agrimonia

Realizar lavados con la infusión de la planta seca hervida en vino. Para ello, hervir 200 grs. de la planta seca en un litro de vino, durante cinco minutos. Dejar en  infusión durante otros cinco minutos y aplicar.

Arándano

Tonifica la pared de los vasos capilares y venosos, ayuda a mejorar la circulación y a disminuir la inflamación y el dolor producido por las várices. Realizar una infusión de una cucharadita de frutos secos por taza de agua. Beber dos tazas al día.

Árnica

Preparar una infusión con un puñado de árnica, y aplicar paños húmedos sobre las piernas para reactivar la circulación.

Caléndula

Hervir tres cucharadas de pétalos de caléndula en 250 grs. de manteca. Colar y conservar esta preparación en la heladera. Aplicar esta pomada suavemente sobre las várices cuando sea conveniente.

Castaño de Indias

Aumenta la tonicidad de las paredes de las venas, haciendo que éstas se contraigan y que, por lo tanto disminuya la congestión sanguínea en las piernas. Es muy útil para várices y piernas pesadas. Tonifica las paredes venosas y actúa como antiinflamatorio. En un litro de agua hervir 50 grs. de corteza de castaño de indias durante 10 minutos, colar y beber, todos los días, medio litro de la preparación, para reparar y tonificar las venas.

Cola de caballo

Preparar una tisana con la cocción, durante 20 minutos, de 1 cucharada de la planta seca, por vaso de agua. Beber tres tazas al día.

Ginkgo Biloba

Es rico en bioflavonoides, y contiene principios activos que aumentan el riego sanguíneo, tonifican las paredes de las venas, disminuyen la acumulación de sangre en las mismas y facilitan el retorno venoso. Además, es vasoprotector, venotónico y vasodilatador arterial. Se emplea a modo de infusión o externamente como compresas y cataplasmas sobre las zonas afectadas.

Hamamelis

Gracias a los taninos, flavonoides y saponarias, el hamamelis resulta una de las plantas más útiles para aliviar várices en las piernas y otros problemas circulatorios. Ideal para fortalecer las paredes de las venas y activar la circulación de la piel. Lavar la zona afectada con una infusión concentrada o agregar al agua extracto vegetal o tintura alcohólica de hamamelis.

Jengibre

Prepara una infusión con una taza de agua hirviendo y una cucharadita de raíz fresca de jengibre. Beber todas las noches antes de acostarse.

Malva

Realizar una infusión de una cucharadita de flores y hojas de la planta por taza de agua. Beber dos tazas al día.

Manzanilla

Hervir dos litros de agua, retirar del fuego y añadir un puñado de manzanilla, uno de menta y otro de laurel. Cuanto entibie, colocar en una palangana, agregar una pizca de bicarbonato y realizar un baño de piernas.

Roble

Colocar dos cucharadas de corteza de roble, dos de hojas de orégano y otras dos de hojas de nogal en un recipiente con un litro de agua. Agregar tres cucharadas de aceite de oliva. Llevarlo durante dos horas a baño María y dejar enfriar. Colar el líquido y filtrarlo. Masajear suavemente las piernas (no directamente sobre las várices), de abajo hacia arriba.

Rusco

Es posiblemente la panta con más propiedades benéficas sobre el sistema circulatorio. Contiene saponinas con acción vasoconstrictora y antiinflamatoria e incluso protectora sobre los vasos capilares. Está especialmente indicada para mujeres que tienen sobrepeso y celulitis, y que favorece la diuresis y corrige los edemas controlando también la fragilidad capilar.

¿Qué tratamientos caseros se indican para reducir las várices en las piernas?

Fomento frío: hervir 100 gramos de tallo de cola de caballo en ½ litro de agua durante 15 minutos, en un recipiente tapado. Colar el preparado y aplicar en forma de fomento tibio en los lugares en que las venas dilatadas sean visibles.

Infusión de castaño de la India: echar 100 gramos de semillas de castaño de la India en un litro de agua y hervir durante 15 minutos. Dejar reposar hasta que se enfríe y colar  en el momento de servir. Tomar 2 tazas por día.

Compresas con vinagre: aplicar compresas de vinagre con agua fría, por la noche, al acostarse.

Arcilla con jugo de cebolla: mezclar arcilla medicinal con jugo de cebolla cruda. Aplicar por la noche, al acostarse, en forma de cataplasma, directamente sobre la piel. Cubrir con una tela ajustada y abrigar con un paño de lana. Dejar actuar toda la noche. Al eliminar la cataplasma, por la mañana, humedecer la piel con limón, frotar con fuerza hacia arriba y deslizar la mano, con suavidad, hacia abajo.

Romero con miel o flores de saúco: cualquiera de estas dos infusiones son excelentes para la circulación.

Masajes: deben realizarse de abajo hacia arriba, suavemente, usando agua de hamamelis o tintura de caléndula. También se pueden realizar con una mezcla de 4 gotas de aceite esencial de ciprés, romero, caléndula o espliego, diluidas en 2 cucharaditas de aceite de almendras.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Acepto la política de privacidad *

Los datos que proporciones mediante este formulario serán tratados por Claudia L. Di Paola como responsable de esta web. La finalidad de la recogida de estos datos se realiza solamente para responder a tu comentario. Estos datos estarán almacenados en los servidores de Banahosting. Puedes ejercer tus derechos de acceso, rectificación, limitación y supresión enviando un correo electrónico a info @ remediosconhierbas.com. Puedes consultar la información completa y detallada sobre privacidad en mi política de privacidad.